lunes, 12 de mayo de 2008

César Vallejo en el Viejo Mundo



Desde muy niña me gustó la lectura, en especial la poesía. Poco a poco, con el pasar de años, fui interesándome más, leyendo a diferentes autores. Uno de mis poetas favoritos es César Vallejo, del cual tengo varios de sus poemarios. Precisamente el libro de poemas que más me gusta de él es “Los Heraldos Negros”, en especial el poema que le da nombre al libro. “Hay golpes en la vida tan fuertes… Yo no sé”. Todavía me acuerdo que cuando estaba en sexto grado de primaria, salí a recitar este poema en una actuación de mi colegio.

Vallejo es considerado, por su producción literaria y la calidad de sus poemas, como el poeta peruano más grande de todos los tiempos y una figura importante de la poesía hispanoamericana del siglo XX. El incursionó en diversos géneros como la poesía, cuentos, novelas, ensayos y también teatro. Uno de los cuentos que más agradó leer en el colegio fue Paco Yunque por su fácil lectura comprensión.

Recuerdo que cuando cursaba el tercer año de secundaria compré su poemario Trilce cuando averiguaba por algunos libros de literatura en el Jirón Quilca, en el Centro de Lima. Trilce es considerado un libro fundamental en la renovación del lenguaje poético en castellano. Aquí Vallejo se aparta de los modelos tradicionales, añadiendo algunas novedades de la vanguardia, sumergiéndose en las profundidades de la condición humana, los cuales no habían sido explorados anteriormente.

Quise comprobar cuáles eran las opiniones que tenían algunos amigos de la universidad, acerca de algunos poemas de Vallejo. Le pregunté a mi amiga Allison, un día que la encontré en la cafetería, sobre el poema “Piedra negra sobre una piedra blanca”. “A mí me parece que Vallejo, cuando viajo a Europa, se fue muy decepcionado del Perú. Yo creo que aquí fueron muy injustos al no saber apreciar la calidad de sus poemas. Esto se ve reflejado en la parte que dice: César Vallejo ha muerto, le pegaban/todos sin que él les haga nada/le daban duro con un palo y duro.

Después le pregunté a mi amigo Michel acerca del poema “A mí hermano Miguel”. “Este poema es uno de los que más me gusta de Vallejo porque describe con originalidad la muerte de su hermano y la profunda pena que le cusa su ausencia. Al leer detenidamente el poema, por ratos pereciera que lo narra un Vallejo adulto, y en otros un Vallejo niño que recuerda con nostalgia cuando jugaba con su hermano a las escondidas. Ahora yo me escondo/como antes, todas estas oraciones vespertinas/y espero que tú no des conmigo/Por la sala, el zaguán, los corredores/Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo/Me acuerdo que nos hacíamos llorar, hermano, en aquel juego.


Por último le consulte, un día en el salón, sobre el poema “Los dados eternos” a mi amiga Lizbeth. “Este poema es alucinante porque muestra al hombre cuestionando a Dios, manifestándole su desacuerdo con el destino que le tocó vivir, el cual pareciera producto de un juego de zar. También le reclama a Dios su indiferencia ante el sufrimiento del hombre. La parte que más me gusta es la que dice: Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios/pero tú, que estuviste siempre bien/no sientes nada de tu creación/Y el hombre sí te sufre: ¡el Dios es él!

A mí me agradó bastante leer hace unos días en el periódico que la Editorial Gorée, a manera de homenaje, publicó sus poemas en la Feria Internacional del Libro de Turín (Italia), la cual es considerada la más grande de Europa. Este importante evento se llevó a cabo del 10 al 12 de mayo, congregando a cientos de visitantes de diferentes partes del mundo. No solo se presentaron los poemas del poeta peruano, sino también escritores peruanos y extranjeros que conocen la trayectoria de Vallejo. Espero que en nuestro país también le den un merecido homenaje a él, por todo el legado que ha dejado a la literatura peruana y mundial.

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